Post de Aitor Peña sobre el impacto del Covid en la posventa de automoción
Desde el primer caso de infectado por Covid el pasado 31 de enero en España hemos venido asistiendo, como si de una crónica bélica se tratase, a un constante baile de datos. Un continuo tsunami de fakes entre la opinión pública y a través de las redes sociales que desdibujaban la gravedad de los contagios. Mientras, gobernantes y administraciones territoriales se enfrascaban en la acostumbrada desunión ibérica.
Hace apenas unas semanas creíamos que el Coronavirus era un tema de los chinos y que jamás terminaría por conquistar al acomodado Viejo Continente. Para más tarde convencernos que todos tendríamos que superarlo como una gripe ligera, en la mayoría de los casos asintomática. Y que cuanto antes lo pasásemos, mejor. Para entonces, en Wuhan aplicaban una cuarentena tan agresiva que confinaba casos leves y sospechosos en hospitales improvisados.
Aquí, la suspensión del Mobile World Congress y el Salón del Automóvil nos parecía excesiva cuando ni siquiera buscábamos quimera alguna contra este enemigo invisible. A pesar de las advertencias de la OMS, se miraba con asombro el stand vacío del fabricante Bridgestone durante FIMA. Ha trascurrido poco más de un mes, y ya están suspendidos el resto de eventos profesionales (Ifema, Fira, TTC…), y por supuesto centros culturales, ligas deportivas, etc hasta alcanzar la actual hibernación del ciudadano.
Medidas económicas ante el impacto económico y social
Seguramente el Gobierno prorrogue el actual Estado de Alarma más allá del 11 de abril para controlar la expansión de la pandemia. De momento, este lunes se ha paralizado toda producción salvo servicios esenciales. Y se han acompañado con el anuncio de medidas previstas para evitar una sangría económica; tales como la prohibición de despidos, permisos retribuidos, ERTES por causa mayor, teletrabajo, moratoria alquiler e hipotecas, paralizar desahucios, bajada de impuestos, exenciones fiscales, etc. Un plan de choque recibido con desconfianza por empresarios, autónomos y sindicatos que temen una recuperación en U ó L .

Porque ¿hasta cuándo se podrá mantener estos paquetes? ¿Qué ocurrirá cuando el BOE levante el régimen de alarma? ¿Cómo afectará a la producción y a la cadena de suministro? ¿Qué impacto financiero tendrá en las pequeñas y medianas empresas?
Cómo afecta a la posventa
El pasado domingo se publicaba el trasnochador RD 10/2020 donde se establecían nuevas restricciones a la movilidad. En él se interpretaba que los talleres y los recambistas que suministran piezas seguirán siendo esenciales para asegurar el abastecimiento de productos y los servicios de transporte. Nada nuevo sobre el confuso RD 465/2020 del 17 de marzo. Pero, al paralizarse aún más la actividad y desplomarse el transporte comercial, ¿Cuántos establecimientos optarán por ser operativos? ¿Será rentable ofrecer estos servicios mínimos de urgencia y esenciales? o ¿acogerse a un ERTE por fuerza mayor? ¿En qué consisten los avales para garantizar liquidez? ¿Se puede atender al público o solo servicios profesionales? ¿Cómo garantizar la sanidad en el taller?

Pero en una situación límite con las UCIS desbordadas y a punto de colapsar el actual sistema sanitario estas respuestas pueden esperar. Hoy el deber cívico, y con nuestros mayores, pasa por sumarnos a la ejemplar reacción de una sociedad paciente. Esperar noticias sobre la llegada de test rápidos, la reducción de la curva de la tasa de contagios, y poder revertir su pendiente.
Porque de momento, esto del Sars-CoV-2 no va de movilidad, sino de todo lo contrario.