
Nuestro bloguero Salvi Serra bucea en los motivos de la rentabilidad de los talleres mecánicos como empresas
Si nos atenemos a la información que nos llega desde los medios, este verano ha sido muy bueno en cuanto a actividad de trabajo, y si lo traducimos a facturación, la mayoría de los talleres está encantada de conocerse…
La semana pasada y con uno de los talleres a los que hago servicio de consultoría y análisis, tenía una discusión , amigable pero discusión, con los resultados obtenidos.
El taller estaba contento porque había facturado más que el año anterior, pero al revisar número de trabajos, y sobre todo la calidad productiva de los mismos, podíamos ver con cifras que aunque la facturación era buena y la percepción de carga de trabajo y actividad eran de mucho trabajo, la realidad es que se había trabajado menos.
El taller, naturalmente no se lo creía, y hubo que repasar línea por línea lo hecho, y sobre todo como se había hecho, y al final se llegó a la conclusión de que la subida de precios consecuencia de la inflación que venimos soportando era la causa del aumento.
Entre esta falta de análisis de porqué pasan las cosas, y la poca búsqueda de una mejor rentabilidad, llegamos a una situación que considero muy preocupante, y no solo por resultados económicos inmediatos, sino por un desconocimiento de algunos factores determinantes por parte de los talleres que a la larga solo pueden ser preocupantes.
Empecemos por lo básico. Una empresa (y los talleres son empresas) no puede decidir su camino, su futuro y como afrontarlo sin una información completa y precisa, saber donde gana y donde pierde, que trabajos son los más rentables (es decir aportan mayores ingresos con menores costes) y donde debe hacer su mayor esfuerzo.
¿Alguien se ha parado a contar cuales son los trabajos más frecuentes en nuestros talleres?. Recordamos claramente aquellos trabajos más complicados y llamativos por el impacto emocional que tienen, pero hay mucho taller mediano-pequeño (la mayoría) que vive realmente de los cambios de aceite, revisiones y frenos, que representan el 80% de la ocupación (la Ley de Pareto que olvidamos demasiado a menudo).
Está muy bien, y además es necesario, preparar nuestros equipos para las nuevas tecnologías. Pero, y hablo por experiencia, ¿por qué hemos abandonado la formación práctica para esos trabajos “mas frecuentes” para hacerlos de la forma más efectiva, y sobre todo más rentable? Hoy en día los talleres solamente están interesados en formación de alto nivel, y olvidamos empezar la casa por los cimientos.
En mi opinión, la serie de crisis y dificultades que hemos soportado en la última década ha provocado que se dediquen menos recursos a:
- análisis (en muchos casos desaparición del personal administrativo necesario para extraer la información necesaria, tarea que recae en el dueño del taller y todos sabemos lo que eso quiere decir),
- asesoramiento (en su mayoría de manera externa) para comprender y evaluar la información conseguida, y
- la formación necesaria para que el taller produzca lo más posible, de la mejor manera posible, y con la mayor rentabilidad posible.
Y esto no es nada nuevo, hace veinte años ya me dedicaba a esto profesionalmente, asesorando, enseñando y profesionalizando talleres de todo tipo, tamaño y ubicación, y veo que en muchos casos hemos evolucionado técnicamente pero no empresarialmente.
Mi consejo, no nos dejemos llevar por resultados positivos no causados por nuestra profesionalidad sino más bien por las circunstancias, y antes de dar el año por bueno o malo, hagamos un poco de análisis para saber porque ha sido positivo o no. Hay que buscar y conseguir mejor rentabilidad en nuestros negocios.
Y en el próximo post hablaremos de algo que también me llama la atención: ¿sabemos calcular el precio de mano de obra correcto o nos dejamos llevar por percepciones y miedos erróneos?
Seguiremos hablando del tema, hasta entonces, saludos cordiales y buenas ventas.